El acto de maquillarse lleva implícito el deseo de cambiar la apariencia del rostro o del cuerpo. Lo hacemos para embellecerlos y resaltar los rasgos, o para lograr una caracterización particular. Los diferentes tipos de maquillaje son utilizados en distintos contextos, y cada uno tiene su propósito.

Hay que resaltar la más evidente: embellecer. Las personas que se maquillan quieren mostrar lo mejor de su rostro y hacer destacar los rasgos más hermosos. Otra manera de dar realce al rostro es ocultando las imperfecciones. Las manchas, las arrugas o algún rasgo poco favorecedor se pueden disimular para que desaparezcan o se atenúen. Sin duda, es un estímulo para la autoestima.